La cantidad y calidad de los recursos disponibles y el nivel de acceso a ellos por parte de la población son los dos criterios más significativos para afirmar que se ofrece una adecuada atención paliativa, de la que se beneficien enfermos y familiares.
En este sentido, si se hace una comparación con el entorno europeo, España está entre los países mejores considerados en asistencia a pacientes al final de la vida.
Sin embargo, es bien sabido que existen desigualdades proporcionales en las diferentes comunidades autónomas. Éste no es sólo un debate que sigue sobre la mesa, sino una situación que exige una solución efectiva.
La buena voluntad no es suficiente.
La Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) estima que, para una correcta cobertura, es necesaria una Unidad de Cuidados Paliativos por cada 80.000 habitantes. El dato es contundente y esclarecedor, pero la reciente publicación de un informe de la Asociación Española de la lucha contra el Cáncer (AECC) titulado ‘Situación actual en cuidados paliativos’, refleja un panorama muy diferente al tomar como referencia el cálculo de la SECPAL.
El documento demuestra que, actualmente, 15 comunidades autónomas (además de Ceuta y Melilla) no llegan al ratio mínimo requerido. Asimismo, señala a Andalucía, junto a Comunidad Valenciana, País Vasco, Canarias y Asturias, como uno de los territorios con un servicio de paliativos más deficiente, con tan sólo una unidad por más de 150.000 habitantes. Solamente a La Rioja y Cataluña se les da el aprobado.
Aunque la AECC ha aclarado que la inversión en atención paliativa es rentable con respecto al coste-eficiencia, llama la atención sobre la escasa actualización de los planes de cuidados paliativos y su falta de adaptación al marco de referencia del Sistema Nacional de Salud. Es decir, que a pesar de la difusión de sus propósitos, la Asociación asegura que los planes “no son tan ambiciosos”.
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Foto: Centro de Formación del Profesorado (Castilla La Mancha)
Slide: Infografía del Informe de la AECC