Unas 200.000 personas sufren cada año una enfermedad terminal en España. Y no todas reciben la misma atención. Sólo hay 400 unidades especializadas en cuidados paliativos, y están muy mal repartidas, dijo ayer el presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), Javier Rocafort. «No es lo mismo estar en un lugar que en otro», insistió la presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc), Isabel Oriol. Por eso el gran peso de la atención recae en familiares. Ellos son un 80% de los cuidadores. Y, de éstos, la mayoría son mujeres. Ello implica que un millón de cuidadores no profesionales deben buscar formación, información y tiempo para atenderlas, indica la Secpal. Rocafort señaló otros tres campos de inequidad: la diferencia entre los enfermos oncológicos y los otros (tradicionalmente los cuidados paliativos se han desarrollado para atender a los primeros), los problemas de los que viven en núcleos rurales donde es más difícil la atención domiciliaria, y la edad (los niños salen peor parados). (Más, en EL PAÍS)