Cada persona reacciona ante la muerte de un ser querido de forma diferente. Sobrellevar esa pérdida, según la psicología, puede ser uno de los retos más importantes de la vida, pero también podría darle un nuevo sentido a nuestra existencia.
Sabemos que este momento forma parte del desarrollo vital, aunque en numerosas ocasiones lo que supone vivir con esa ausencia puede provocar periodos de tristeza que se extienden en el tiempo, sensación de confusión y depresión.
Las habilidades que se ponen en marcha en estas situaciones están directamente relacionadas con la resiliencia, un término que en el ámbito psicológico alude a la capacidad propia para controlar y superar vivencias traumáticas.
Esta capacidad es la que puede conseguir que nos sintamos preparados para continuar con nuestras actividades cotidianas. Seguir hacia adelante significa crear mecanismos individuales que nos permitan continuar con nuestra vida a pesar de las adversidades.
Según la American Psychological Association (APA), vivir esta experiencia no sólo depende del transcurso de un periodo concreto y medible o de unas ‘fases’ predeterminadas que uno debe completar.
La asociación, que se define como el colectivo de psicólogos más numeroso a nivel internacional y promueve la investigación en la disciplina, asegura que entre los aspectos clave a cuidar para que el paso del tiempo (único en cada individuo) alivie el sufrimiento, están en el apoyo que el entorno social brinde a la persona que vive esta pérdida acorde a sus necesidades y en el mantenimiento de hábitos saludables.
La APA propone una serie de estrategias para enfrentar el duelo, para lidiar con esa percepción de vacío, entre ellas, hablar sobre la muerte del ser querido, fomentar el autocuidado y el cuidado de los demás o la realización de alguna acción que rememorará gestos o inquietudes que se saben importantes para la persona que se fue.
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Foto: Blog Casapia.com