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REDACCIÓN HO.- Sin pronunciar la palabra, igual que hizo en la campaña electoral, François Hollande se lanzaba este martes a abrir un debate nacional sobre la eutanasia, al comprometerse a reformar la ley que regula la muerte digna en “los próximos meses”. La norma vigente, conocida como ley Leonetti y aprobada en 2005, previene el encarnizamiento terapéutico, aunque no permite el acelerar la muerte a los pacientes terminales.
Desde el 22 de abril de 2005, fecha en que se promulgó la ley sobre la muerte digna y los derechos de los pacientes, es legal en Francia la eutanasia pasiva para los enfermos incurables (fin de la obstinación terapéutica), es decir la posibilidad ante estos pacientes de poner fin a un tratamiento y pasar a administrar analgésicos en dosis susceptibles de resultar mortales, lo que se conoce como sedación paliativa. Pero cualquier gesto que provoque directamente la muerte del paciente sigue estando penado por ley..
El martes, como recoge El País, Hollande visitaba una clínica situada en Rueil-Malmaison, cerca de París, que atiende a enfermos terminales, y en su discurso pedía a los franceses que debatan sobre el asunto con nobleza y dignidad, y se preguntaba, de forma retórica: “¿Podemos ir más allá en los casos excepcionales donde la ausencia de terapias no bastan para aliviar a los pacientes que sufren un dolor insoportable y que reclaman un acto médico al final de una decisión compartida y meditada?”.
En realidad, el acto ha servido para que Hollande anunciara que ha confiado a Didier Sicard, presidente honorario del Comité Nacional de Ética, que ponga en marcha los trabajos para concertar el asunto antes de reformar la ley. Cuando un periodista le preguntó si la eutanasia es una palabra tabú, el presidente le respondió: “No es esa la palabra que yo he usado”.
Hollande ha dicho alguna vez que el término eutanasia evoca “una forma de suicidio” inaceptable. La reforma de la Ley Leonetti entró en la lista de 60 reformas del candidato porque formaba parte del programa del Partido Socialista (PS), y este le presionó para que la adoptara. Durante la campaña Hollande no pronunció la palabra eutanasia, y más tarde, su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, evitó toda referencia al tema durante su discurso de investidura, lo que produjo cierto malestar en el PS.
En su programa, Hollande proponía que sea legal que “toda persona mayor de edad, en fase avanzada o terminal de una enfermedad incurable, que le provoque un sufrimiento físico y psíquico insoportable (…), pueda pedir, en condiciones precisas y estrictas, beneficiarse de una ayuda médica para acabar su vida con dignidad”.
El autor de la ley, Jean Leonetti, diputado de la conservadora UMP, se mostró a favor de reformar la norma “sin dividir a la sociedad”. El alcalde de Rueil-Malmaison, Patrick Ollier, se opone firmemente: “Abrir el debate sin emplear la palabra puede parecer hábil, pero eso no evitará la fractura de a la sociedad francesa”, pronostica. Ollier pide a Hollande que no lo permita y que insista en “la formación del personal sanitario para los paliativos y en la información a la opinión pública”.
Campaña joven: ¡Salvemos a Abuelito y Abuelita! Es urgente..
Hollande ya se topó en campaña con la ciudadanía comprometida con la defensa del derecho a la vida, y en concreto con la rápida reacción de los jóvenes franceses, que lanzaron la página web Sauvons Papie et Mamie! Il y a urgence... (¡Salvemos a Abuelito y Abuelita! Es urgente…),con la que recogen firmas contra la pretensión socialista, al tiempo que testimonios sobre el valor y los cuidados que merecen las personas mayores de su entorno. Acompañando a esta campaña, un pequeño vídeo adaptación de la película de animación Up, de Disney/Pixar (2009) y ganadora de dos Oscar.
«Lo que pedimos al nuevo presidente de la República -afirman los animadores de la campaña- es que se continúen desarrollando los cuidados paliativos, sin encarnizamiento terapéutico, y dejar a Abuelito y Abuelita vivir tranquilamente sus últimos instantes, sin el temor a una dosis de morfina inyectada con imprudencia, sin el riesgo de que se acelere su marcha para recuperar cuanto antes la herencia con la bendición del médico, y sobre todo sin la espada de Damocles suspendida sobre el cabecero de su cama de hospital, que les quite las ganas de poner allí los pies, prefiriendo morir en su casa sin ser atendidos, antes de correr el riesgo de salir antes de tiempo con los pies por delante…».
Fuente: Hazteoir.org