La medicina paliativa requiere una atención activa a los pacientes y sus familiares. Ha de ser integradora de diferentes disciplinas terapéuticas, ir más allá de la sintomatología. Esto deriva en la necesidad de enfocar el cuidado no sólo a las molestias físicas del enfermo, sino de atender de forma amplia e intensiva a sus preocupaciones psicológicas, sociales y espirituales.
Para lograr mejorar su situación es muy importante tener en cuenta aspectos como el desarrollo de la autonomía, la integridad y la autoestima. En este sentido, es evidente que los profesionales implicados, además de estar cualificados en lo técnico, deben ejercer una labor de acompañamiento y ser buenos comunicadores.
Una adecuada actividad, a pesar de sus condiciones físicas, va a determinar la calidad de vida del paciente terminal. Le va a ayudar a luchar contra el sentimiento de abandono o la sensación de dejar atrás a sus familiares. El equipo de profesionales, en suma, facilitará la creación de un contexto cómodo y cálido, en el que todos puedan hablar de sus sentimientos. Así, tanto si reciben cuidados en casa como en el hospital, se les brindará la oportunidad de sentirse queridos y reconfortados hasta el final.
Este artículo narra, a través de diferentes testimonios, cómo médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales, especialistas en musicoterapia o voluntarios están pendientes de que sus pacientes no sufran dolor, pero también de dignificar sus últimos momentos.
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Foto: Administración Servicios Médicos de Puerto Rico