Para Rafael Montoya Juárez, profesor de Cuidados Paliativos en Enfermería de Granada, “ofrecer la oportunidad a todas las personas de un fin de vida digno, libre de sufrimientos, respetando las creencias y decisiones de cada uno” es lo más importante”.
Aunque comenzó como enfermero asistencial en el área geriátrica, atención primaria y atención especializada, desde 2008 imparte clases en la Universidad, compaginando su labor docente con la publicación de estudios en revistas científicas. Su trabajo, centrado en la investigación en el área de los cuidados paliativos y el estudio del fin de vida asegura que se ve recompensado “cuando percibo un cambio de mentalidad en los alumnos a los que enseño. Como, personas jóvenes como son, se plantean la posibilidad de que pueden morir, y reflexionan sobre como ayudar a otros. La investigación me da menos satisfacciones, pero intento dar visibilidad a la labor que realizan los profesionales desde distintos ámbitos”.
Alejado del trabajo de campo, solo tiene palabras de admiración por los profesionales de los cuidados paliativos que se dedican a la asistencia. Afirma que son su “fuente de inspiración” y procura estar cerca de ellos siempre que puede para “recabar sus experiencias y sus inquietudes”.
Y es que en muchas ocasiones, las gestiones administrativas y la burocracia son para Rafael el mayor inconveniente de su labor investigadora, así como “tener que lidiar con las revistas científicas y sus exigencias”, confiesa. No obstante, no duda en responder que lo más satisfactorio de su día a día “es el agradecimiento de los alumnos. Saber que estás formando profesionales concienciados con los cuidados paliativos” es algo fundamental para él.
Como fundamental es la formación en Cuidados Paliativos para este profesor de Granada. Para Montoya “La formación de grado deberían recibirla todo tipo de profesionales de la salud, independientemente de la posibilidad de que luego trabajen en cuidados paliativos, o reciban formación posterior. Creo que debemos de luchar por ello”.
Para finalizar, Rafael anima a otros profesionales de los cuidados paliativos a aprovechar las vías de comunicación que existen entorno a la profesión para “conocernos entre todos, ya que el día a día nos aboca a agachar la cabeza y no mirar lo que hay alrededor”.