El doctor Sergio Garrido Jiménez, Psicooncólogo de la Asociación Española Contra el Cáncer, participó durante el Congreso de Cuidados Paliativos de Granada en la mesa redonda Planificación Avanzada de Decisiones. Durante su intervención, «Efectos de la planificación avanzada de decisiones sobre el bienestar psicológico de pacientes y familias, y sobre el duelo», se extrajeron alguna conclusiones muy interesantes que se resumen en este artículo publicado en periódico El Digital de Jaen.
Preguntado por la Planificación Anticipada de las Decisiones (PAD), Garrido aseguró que se trata de «un proceso voluntario de comunicación y deliberación entre una persona capaz y profesionales sanitarios implicados en su atención y acerca de los valores, deseos y preferencias que quiere que se tengan en cuenta respecto a la atención sanitaria que recibirá como paciente, fundamentalmente en los momentos finales de su vida».
Garrido también destacó la importancia de la «escucha activa hacia los psicólogos por parte de los miembros de otras disciplinas sanitarias, lo cual contribuye a mejorar la atención en cuidados paliativos y aportar beneficios a los enfermos».
La periodista también recoge en su artículo estas otras declaraciones sobre el PAD: «Realmente, es difícil saber cuál es el momento adecuado en el que el paciente de una enfermedad crónica o grave quiere hablar del proceso de muerte y de qué condiciones le gustaría que se tuvieran en cuenta. Entre otras cosas, porque durante el proceso de tratamiento la persona necesita al menos vivir en clave de esperanza la situación y, en ocasiones, necesita hacer verdaderos esfuerzos para confiar en esa posibilidad», indica Sergio Garrido. Pero si se deja la formulación de las voluntades anticipadas para los momentos finales, advierte, «puede ser que el enfermo no se encuentre en situación física y mental suficiente para realizarla».
Por otro lado, el profesional es consciente de que «no siempre es fácil saber desde la anticipación cómo se comportaría uno mismo ante la situación real de enfermedad», reconociendo que el testamento vital sigue siendo un paso más: «como un mero trámite en el que la persona rellena un papel y lo que de verdad hace falta es humanizarlo y que los propios profesionales médicos se impliquen en el proceso».
Sin embargo, este trámite como lo define Garrido podría transformarse en una herramienta muy útil dado su «enorme potencial terapéutico, pues aborda las preocupaciones centrales del paciente, le permite expresar preferencias – lo que ayuda a validarle como persona – y le sitúa en un papel de claro protagonista del proceso asistencial».
En definitiva, «investigar y explorar la escala de valores y criterios fundamentales que la persona en cuestión considera que deben seguir las decisiones que se tomen al respecto a su salud para poder aplicarlos en situaciones imprevistas».
Imagen obtenida del programa Buenos Días Jaén, de Onda Jaén RTV.