En nuestro país está en trámite parlamentario la llamada «ley de eutanasia«, desde el ámbito de los cuidados paliativos está siendo muy criticada, sobre todo por la forma en que dicha iniciativa se está realizando, con una gran falta de debate social, hemos compartido en nuestras redes sociales muchas opiniones sobre esta cuestión.
En esta entrada recogemos el documento de nuestro socio, el doctor, Jaime Boceta: «El deseo de adelantar la muerte ante el sufrimiento y su respuesta en la proposición de ley de eutanasia«. El doctor Boceta ya abordó la cuestión hace meses y lo recogimos en nuestro artículo EUTANASIA ¿Y/O? SUICIDIO ASISTIDO, a continuación extractamos su documento que también está disponible on-line.
La eutanasia es una respuesta que no goza de consenso ético, sino amplia división
El Deseo de Adelantar la Muerte en personas con enfermedad avanzada ocurre ante síntomas y problemas físicos actuales o previsibles, psicológicos, existenciales (la cuestión del sentido), y sociales (sentirse una carga). Se debe interpretar como una petición de ayuda para evitar ese sufrimiento intolerable, y requiere formación y tiempo para atenderla. Sin eso, las respuestas habituales suelen ser evitativas, o basadas en la propia experiencia del profesional.
España padece una insuficiencia de atención y prestaciones a la dependencia, con una sobrecarga de la A. Primaria y Especialidades Hospitalarias, que dificulta la atención al dolor crónico y los Cuidados Paliativos en esos recursos generales, y una insuficiencia en las Unidades de Dolor y en los Recursos Avanzados de Cuidados Paliativos, que no llegan ni al 50% de quienes los necesitan por su alta complejidad.
Se ha legislado el derecho a la eutanasia antes de garantizar el acceso al tratamiento del dolor difícil, los cuidados paliativos, y la ayuda a la dependencia. En casos de dolor difícil o sufrimiento en situaciones complejas, sin esas opciones, la eutanasia NO sería una opción libre, sino condicionada por la ausencia de dichas alternativas.
No se trata de una ley “para morir bien”, se trata de una ley “para morir antes”
El deseo de morir emerge de unas circunstancias, y plantea un reto: cambiarlas. Ante el Deseo de Adelantar la Muerte, acabar con la vida sería un modo de proceder extremo. No es prudente legitimarlo sin disponer de cursos de acción intermedios que permitan aliviar el sufrimiento, como no lo sería plantear como única salida el aguantar ese sufrimiento intolerable. La excepción debe ser atendida por la sociedad y el derecho, y si no hubiera otro medio, la eutanasia podría ser una opción excepcional, pero no un derecho, una regla general.
Legalizar la eutanasia presupone que el valor de la vida lo define la propia persona,pero nadie es independiente al decidir sobre dicho valor. Cada uno se valora según es visto y tratado por otros, especialmente en situaciones de enfermedad y dependencia.
Un entorno legal y social que normalice la eutanasia como salida al sufrimiento, podría llevar a que, quienes tengan menos recursos, se vean condicionados a pedirla para evitar ser una carga. Una ley creada para mayor libertad en algunos casos dramáticos, podría ser un elemento de coacción social para muchos, que no disponen de alternativas de alivio de sufrimiento y ayuda a la dependencia.
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